El árbol más voluminoso del mundo es la sequoia gigante. Pertenece a la familia
de las Cupresáceas y su género tiene una sola especie: Sequoiadendron giganteum.
Crece a una altura de 50 a 85 metros y de diámetro de 5 a 7 metros, aunque se
han encontrado más grandes y su peso se calcula en toneladas. El más viejo que
se encontró tenía 3200 años según el recuento de los anillos de crecimiento. Se
regenera por semillas y se encuentran en zonas con clima húmedo caracterizado
por veranos secos e inviernos con abundante nieve. La reproducción en su hábitat
natural resulta difícil debido a que las semillas necesitan suelo mineral, luz
directa del sol y no competir con el resto de vegetación. Para que haya una
germinación exitosa de las semillas de sequoia es necesario unos incendios
controlados periódicos, porque con ellos se elimina la vegetación competidora y
con le regeneración de la tierra se producirá la germinación.
La
distribución natural de la sequoia gigante se encuentra restringida en Sierra Nevada, California, siendo el único
sitio donde se pueden encontrar sequoias en forma de bosque. En otras partes se
encuentran pero de forma singular.
Hoy
día las sequoias constituyen una fuente de dinero ya que son visitados por los
turistas y además se utilizan como arboles decorativos. Son inapropiados para
la construcción por su composición fibrosa y quebradiza, aunque son muy
resistentes a la descomposición. A pesar de que son tan gigantes, a su madera
no se le han dado usos comerciales muy diversos, por lo que se ha optado por
proteger a estos gigantes arboles para que no sean cortados y después abandonados.
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